Carga eléctrica

Ni en los extremos están todos los defectos ni en el centro está siempre la virtud pero no se defienden mejor los propios principios, tensando la cuerda para distanciarse del resto sino profundizando en ellos, buscando en sus raíces su sentido último y su original razón de ser. Los dos extremos de un imán llevan cargas eléctricas opuestas. Positiva uno, negativa el otro. Opuestas pero a la vez absolutamente complementarias. Se necesitan, se atraen y se complementan hasta poder soldarse la una a la otra.

Navegamos por mares de olas fluctuantes en los que pasamos sin solución de continuidad de momentos en los que en aras a la corrección política, reduccionista y mal entendida, solo se acepta una única idea de la convivencia y no encuentra sitio quien se aparte de ese eje, a otros en los que se impone el enfrentamiento radical entre unos y otros en destructiva espiral de reafirmación de las posiciones propias e intolerancia suprema ante las que no coinciden.

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