No nos suicidemos otra vez

La desaparición, o merma, de Zamora 10 sería un suicidio social, económico y hasta sentimental. ¿Por qué cargarse o reducir a lo meramente testimonial algo que ha funcionado y que aun tiene una amplia lista de planes y objetivos? No hay respuesta. Al menos no la han ofrecido las entidades, todas ellas muy zamoranas, zamoranísimas, que un buen día decidieron arrear un portazo, largarse y no dar más explicaciones que simples disculpas que no se creyó nadie…ni ellas mismas. Por cierto, todavía estamos esperando que presenten esos proyectos que, para revitalizar Zamora, anunciaron cuando se produjo su espantada. Claro que ¿quién somos nosotros, humildes mortales, para reclamárselas a personas que, dados sus cargos, posición y prosopopeya, a veces da la impresión de que proceden de otras galaxias, muy superiores, obviamente.

Artículo de opinión completo en: La Opinión de Zamora