Trabajar contra el progreso de Zamora

Si eres hombre o mujer en nuestra tierra y destacas por tu talento, porte, belleza, elegancia, te conviertes en objetivo esencial para las diatribas, las calumnias y maledicencias de los tipos vulgares, hijos del odio y la envidia. Sostengo que los acomplejados en vez de asumir sus defectos y carencias, extrapolan ese asco hacia sí mismos hacia el prójimo que triunfa por sus cualidades, laboriosidad y magisterio.

Sucede también con las instituciones zamoranas. Si alguna demuestra, con hechos, de forma empírica, capacidad, liderazgo, éxito económico y social, se le busca las vueltas, se la difama, se la desacredita. Ahora bien, la mediocracia a quién verdaderamente aborrece no es al organismo, sino a su director y hombres de confianza.

Artículo de opinión completo en: El Día de Zamora (Eugenio-Jesús de Ávila)